Gato Andino
- Nombre científico: Leopardus jacobita
- Estado de conservación en Argentina: En Peligro
- Estado de conservación internacional (IUCN): En peligro
Tamaño y apariencia
El Gato Andino es un felino mediano, con un tamaño aproximado que dobla al del gato doméstico. Tiene un largo que oscila entre los 57 y los 65 cm a los que hay que sumar entre 42 y 48 cm correspondientes a la cola. Tiene un peso que va desde los 4 a los 8 kg.
Presenta un pelaje muy largo y grueso, especialmente en lo dorsal, y un diseño que consiste en manchas color café amarillentas con forma variable de fajas, estrías o puntos sobre un fondo grisáceo o plomizo, que se disponen de manera vertical en ambos flancos del cuerpo, dando la apariencia de franjas continuas. La cola es muy larga –siendo un 70% del resto del cuerpo– gruesa y fajada con seis a nueve anillos oscuros que se ensanchan hacia la punta.
La parte ventral del cuerpo es blanca, salpicada con pintas negras, al igual que la parte interna de las patas, mejillas, labios y la zona periocular.
Las patas traseras y delanteras del Gato Andino son anchas, lo que le permite moverse bien entre las rocas y la nieve. Tienen bandas oscuras más delgadas que no llegan a formar anillos completos.
Sus orejas son relativamente largas y el rinario es negro.
En su área de distribución habita también el Gato de los Pajonales (Leopardus colocolo), con el que puede ser confundido a simple vista, sin embargo, es posible distinguirlos por el rinario, menos coloreado en el Gato de los Pajonales, y la cola, más larga en el Gato andino.
Comportamiento
El Gato Andino es un felino solitario, raro y muy difícil de ver. Ha sido observado durante el día, pero cámaras trampa lo han registrado también por la noche, cuando probablemente le resulta más fácil obtener sus presas. Se supone, en base a estudios, que su actividad es más frecuente durante la noche, siendo también importante en la primera mitad del día.
Se lo ha encontrado en parejas en lo que se considera su período reproductivo, entre Julio y Diciembre, y con crías entre Octubre y Abril.
Es probable que para dar a luz a sus cachorros utilice galerías de mamíferos cavadores o aproveche grietas entre las rocas.
La dieta del Gato Andino está basada mayormente en mamíferos roedores, como el pericote panza gris (Phyllotis xanthopygus), el chinchillón (Lagidium viscacha), la rata chinchilla gris (Abracoma cinerea) o la rata cola de pincel (Octodontomys gliroides). En menor medida puede consumir aves, insectos y otros mamíferos.
En cuanto a los rangos de movimiento, los pocos datos con los que se cuenta estiman un área de 40,5 km cuadrados en nuestro país para cada individuo.
El Gato Andino es el felino más amenazado de América.
Habitat y distribución
El Gato Andino habita zonas rocosas de alta montaña en la Puna y los Altos Andes, incluso en el macizo del Aconquija, siempre por encima de los 1000 msnm y hasta los 5000 msnm. También se lo ha hallado en la zona norte de la estepa patagónica.
Estas áreas manifiestan condiciones climáticas extremas y gran aridez.
Los ambientes ocupados presentan vegetación poco densa donde predominan las gramíneas xerófilas y las hierbas rastreras o dispuestas en cojín, con afloraciones de parches rocosos.
Dos condiciones resultan de gran importancia para el Gato Andino: la cercanía de agua y la presencia de chinchillones, una de sus principales y más abundantes presas, que habitan permanentemente en roquedales.
Su ambiente se halla naturalmente fragmentado y es de una alta fragilidad, por esta razón sus poblaciones se encuentran aisladas una de otra, dificultando el intercambio genético entre ellas y perjudicando las posibilidades de supervivencia de la especie.
En Argentina se lo conoce para las provincias de Catamarca, Tucumán, Salta, oeste de Jujuy, La Rioja, San Juan, sur de Mendoza y norte de Neuquén.
Situación
Durante largo tiempo el Gato Andino resultó un misterio, con escasos avistajes y poca información sobre su ecología y distribución. Su difícil y fragmentado hábitat en concordancia con su escasa densidad, complicaban su conocimiento. Afortunadamente en el último tiempo, gracias al estudio e interés de distintos especialistas esta situación ha comenzado a cambiar.
Se conoce la importancia del Gato Andino –junto con el Gato de los Pajonales– en las culturas andinas, donde es considerado un animal sagrado. Esto implica el uso de su piel en ceremonias, lo que causa cierto impacto en las ya de por si frágiles poblaciones. Sin embargo, estos aspectos culturales deben ser tenidos en cuenta cuando se piensa en la conservación de la especie, considerando a las culturas originarias actores fundamentales y participantes.
Este felino es una de las especies menos conocidas a nivel mundial y está considerado como el felino con mayor grado de amenaza de América. Actualmente las principales amenazas que sufre están dadas por la fragmentación, alteración y pérdida de hábitat, la caza en sí misma y la reducción de las poblaciones de sus presas. Es posible que la desaparición de una de sus presas, las chinchillas –especie de roedor incansablemente cazado en el siglo XX por su valiosa piel–, en gran parte de su territorio, haya afectado notablemente sus ya de por si poco densas poblaciones.
En Argentina el Gato Andino se encuentra protegido en el Parque Nacional y la Reserva Provincial San Guillermo (San Juan), el Parque Nacional Campo de los Alisos (Tucumán), en la Reserva Provincial Laguna Brava (La Rioja), Reserva de Biosfera Laguna Blanca (Catamarca), Reserva Provincial Los Andes (Salta), Reserva Provincial Altoandina de la Chinchilla y Reserva de Biosfera Laguna de Pozuelos (Jujuy), Parque Provincial Cumbres Calchaquíes (Tucumán) y Reserva natural Caverna de las Brujas (Mendoza). El futuro Parque Nacional Aconquija (Tucumán) sería una nueva y valiosa iniciativa para la conservación de este felino.